En vedad vale la pena ser maestro.
Durante muchos años la vida ha tenido sus transformaciones en beneficio de la calidad humana, de la
existencia familiar, social y profesional: destacándose por una infinidad de
características que lo representan y de una u otra manera sobresalen en el contexto.
Es así como elegir el camino de la
docencia no solo genera
transformaciones en relación al
conocimiento , sino que también marca la
vida de aquellos que han recibido el saber y de quienes observan y evidencian
el proceso desde lejos, como los padres de familia, abuelos y tíos y sociedad
en general; es un proceso que de una u otra manera se convierte en ese espacio donde el
maestro es ese ser valiente que desea transformar la vida de los y las estudiantes enseñándoles lo poco o
mucho que el tiempo le brinde.
Ser maestro es gratificante, valiosos
renovador, sobre todo si pensamos en
aquellos que tienen vocacionalidad,
herramienta de vital importancia para lograr el cumplimiento de las metas
propuestas, un profesional de la educación con esta cualidad realiza las
actividades con un objeto claro, con
gusto, dedicación, placer y amor: siente que no solo es fiel a sus
principios sino también a el de los que esperan y reciben su saber,
enfrentando los diferentes obstáculos
que lo fortalecen.
En conclusión puedo decir que me siento orgullosa de la labor docente: no
es un escampadero, es una profesión que exige pero también da, si la realizamos de la mejor manera entregando cada mañana un conocimiento acompañado del ser, del
hacer, y el saber, elementos que se
complementan y generan verdaderos resultados.
”
Personas con alta calidad humana y profesional”
En vedad vale la pena ser maestro.
Durante muchos años la vida ha tenido sus transformaciones en beneficio de la calidad humana, de la
existencia familiar, social y profesional: destacándose por una infinidad de
características que lo representan y de una u otra manera sobresalen en el contexto.
Es así como elegir el camino de la
docencia no solo genera
transformaciones en relación al
conocimiento , sino que también marca la
vida de aquellos que han recibido el saber y de quienes observan y evidencian
el proceso desde lejos, como los padres de familia, abuelos y tíos y sociedad
en general; es un proceso que de una u otra manera se convierte en ese espacio donde el
maestro es ese ser valiente que desea transformar la vida de los y las estudiantes enseñándoles lo poco o
mucho que el tiempo le brinde.
Ser maestro es gratificante, valiosos
renovador, sobre todo si pensamos en
aquellos que tienen vocacionalidad,
herramienta de vital importancia para lograr el cumplimiento de las metas
propuestas, un profesional de la educación con esta cualidad realiza las
actividades con un objeto claro, con
gusto, dedicación, placer y amor: siente que no solo es fiel a sus
principios sino también a el de los que esperan y reciben su saber,
enfrentando los diferentes obstáculos
que lo fortalecen.
En conclusión puedo decir que me siento orgullosa de la labor docente: no
es un escampadero, es una profesión que exige pero también da, si la realizamos de la mejor manera entregando cada mañana un conocimiento acompañado del ser, del
hacer, y el saber, elementos que se
complementan y generan verdaderos resultados.
”
Personas con alta calidad humana y profesional”
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